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miércoles, 26 de agosto de 2009

Saliendo con un animal... alemán, continuación II

Yo te voy a dar plata, no te preocupes por eso.
Paramos en una gasolinería y le di 20 euros. Los tomó sin vacilar y salió del carro golpeando la puerta con furor. Mientras me seguía diciendo eso repetidas veces me sentía muy humillada, sentía que me desgarraban los intestinos. Era un dolor que prevalecía y golpeaba. ÈL gritaba, yo miraba afuera y sentía mis mejillas tocadas por lágrimas calientes; porque lloraba en silencio, porque lloraba desentendida. El resto del camino me la pasé así, con la cara volteada mirando hacia la calle, decepcionada y desesperada.



Llegamos a la casa de sus padres y yo me eché a dormir. No cruzamos ninguna palabra más durante esa noche corta en la que no pegué ni un ojo. Me levanté a las 6am y tomé el primer tren que pasó sin que nadie en su casa sintiera esos pasos tristes que dejaban en cada rincón que pisaban decepción e incomprensión. Llegando a mi casa rompí más en llanto y a las 2 horas llamaba y llamaba al cel pero no quise nada de él. A los pocos minutos lo tenía al pie de mi cama pidiéndome perdón y y o escondiendo mi cara de la vergüenza porque lloraba por alguien que no me apreciaba, porque invertía energía y calor humano en algo inmutable, en un cubo de hielo inderretible.

"yo ya no puedo más contigo ni con tu actitud, sabes qué? aquí no más lo dejamos"

El cubón de hielo se echó a llorar y empezó a derretir su gruesa capa de egoísmo. Me rogó mil veces que lo perdone pero yo no podía verle a los ojos. Me pedía que lo mirara, que no le hiciera ésto. Se fue después de repetidos intentos fallidos de que le hiciera caso. No lo quise ver más.
Después de una semana nos cruzamos otra vez... para después de esta recibir otro
más grande y pesado
.

2 comentarios:

  1. pero... ¡¡¡cuenta que pasó poh!!!!
    No puede ser!! Nos dejas con la historia a medias???
    NOOOOOOOOOOOOO!!!
    Queremos más!!!
    Un abrazo

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